Probablemente, has escuchado del término “renuncia silenciosa” o “quiet quitting” en el último tiempo. Se basa en la idea de que los empleados rechazan hacer más tareas de las que les corresponden y eligen centrarse en el equilibrio.
En esencia, se refiere a la tendencia de aquellas personas que cumplen con sus tareas asignadas en tiempo y forma, y luego se van a casa. Al parecer, para muchas organizaciones esto es algo malo, planteando que hoy los trabajadores no se comprometen como antes.
Mientras se debate sobre la flexibilidad de horarios, la cantidad de jornadas por semana o teletrabajo, este fenómeno está en evolución y no se trata de una renuncia real, pero tanto el exceso de trabajo, como la pérdida de límites, llevan a las personas a un agotamiento que, al aumentar, finalmente lleva a que sí renuncien.
La pandemia cambió las condiciones laborales y las expectativas de los empleados sobre cómo deberían ser tratados. Hubo empresas que cerraron, otras simplemente sobrevivieron y algunas que generaron ganancias y crecieron, mientras que miles de personas perdieron sus trabajos, sus vidas, y esto provocó un fuerte impacto en el modo de vincularse con los otros, en la salud física y mental.
Alertas empresariales
Estas son algunas advertencias para evaluar si en tu empresa tiende hacia una cultura negativa:
- No saben obtener resultados dentro de los “horarios de oficina”
- Está mal visto salir en horario
- Lo normal es el trabajo extra fuera de horario laboral (dentro y fuera de la oficina), especialmente cuando es no remunerado
- Si los jefes castigan (ignorando, cortando oportunidades o hasta menospreciando) a quienes no acceden a las demandas fuera del horario laboral
- Todo lo anterior se endulza con el famoso “hay que ponerse la camiseta” y nunca existe un estímulo que justifique el esfuerzo extra que dan los colaboradores
¿Qué hacer para evitar la renuncia silenciosa?
Y en el otro extremo, desde la perspectiva del colaborador, hay al menos 3 cosas que debería hacer antes de intentar el Quiet Quitting:
- Ser eficiente:
Uno de los objetivos de la renuncia silenciosa es mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida; sin embargo, para algunos especialistas, no es necesario llevarla a cabo si eres eficiente con tu trabajo.
Si vas a adoptar algún nivel de renuncia silenciosa, entonces las horas que se dedican al trabajo deben ser maximizadas y eficientes. - Detectar y entender las emociones:
Lo malo de la renuncia silenciosa es que no es una solución al sentir. Por el contrario, incluso puede aumentar la amargura en contra del empleo. Lo mejor es ir a la raíz de lo que está motivando el malestar de la mano de algún profesional de salud. - Hablar con tu jefe:
De sentirse mal o inconforme con el trabajo, lo mejor es acercarte con tu jefe y expresar lo que está inquietando. A pesar de que sea una conversación incómoda, es primordial hablarlo antes de simplemente disminuir el rendimiento, pues se puede llegar a algún acuerdo en beneficio de ambos.
Las empresas pueden establecer estímulos positivos para sus trabajadores, como dar el día libre de cumpleaños, permisos para asistir a los eventos escolares de los hijos, días feriados, pago de horas extras por trabajos anexos, acceso a formación y crecimiento.
Hay que recordar que actualmente ya no solo se trabaja solo por el sueldo, sino que el lugar y clima laboral se convierte en un componente más de la vida cotidiana de los colaboradores.
No tienes que dejar que esto invada a tus colaboradores, en Mediclic contamos con Planes de Bienestar Mental donde profesionales calificados puede ayudar a toda tu plantilla a hacerle frente a esta situación.
Recuerda que una nueva generación de colaboradores, requiere nuevas formas de gestionar y cuidar su salud mental.